#8 – La continuidad de la autocomplacencia y "Cuándo" vs. "Qué"

Paradójicamente, cuanto más expertos somos, mayor es el riesgo de error, lesiones y accidentes. El hábito es el culpable: si no tenemos los ojos ni la mente en la actividad ni que sea por un momento, estamos "indefensos". Le explicamos cómo reaccionar de manera oportuna.

Hasta ahora, en esta serie hemos cubierto gran parte de la teoría que sustenta el comportamiento seguro en tiempo real, desde la energía peligrosa a través de las fuentes de eventos inesperados, hasta llegar al concepto de que las actividades más peligrosas no se correlacionan necesariamente con las peores lesiones. La mayoría de los accidentes y lesiones ocurren porque estamos indefensos momentáneamente, es decir, sin ojos o mente en la actividad en el instante crucial. Ahora pasamos a ver cómo se puede reaccionar a tiempo para prevenir lesiones y accidentes mucho antes de que ocurran.

Una y otra vez nos distraemos con errores involuntarios que simplemente nos “suceden”, como si no tuviéramos influencia en los eventos, pero el peligro de la distracción es precisamente lo que nos deja indefensos, no de forma permanente, pero si lo suficiente como para hacernos daño. Por lo tanto, no es sorprendente que las personas que acaban de tener un accidente a menudo afirmen que en realidad no han hecho nada malo, por ejemplo, que no conducían demasiado rápido, sin embargo, al reflexionar, admiten que pueden haber estado un poco cansados, que querían ajustar el asiento del vehículo mientras conducían o que tenían la mente ocupada en otros pensamientos o preocupaciones. Entonces, de repente, se encuentran envueltos en una colisión, tuvieron una caída desagradable, o sufrieron una conmoción cerebral.

El hecho es que la distracción puede ocurrir en cualquier momento y en cualquier lugar. Podemos observar, si reflexionamos con cuidado, que no se trata de lo que estábamos haciendo cuando sucedió algo, sino cuándo lo estábamos haciendo. Sólo si sabemos CUÁNDO, podemos evitar lesiones y accidentes. Mirar más de cerca el momento en cuestión, nos llevará a descubrir por cuál razón nos metimos en problemas, porque revela que no teníamos los ojos ni la mente en la actividad, y por lo tanto nuestros reflejos no podían hacer su trabajo.

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