Dando seguimiento a mis comentarios sobre los excelentes artículos publicados por la nueva serie de SafeStart, Práctica vs. Teoría, donde especialistas de seguridad de importantes empresas a nivel global discuten temas específicos del mundo de la seguridad laboral, me toca ahora hablar sobre el tema: Lesiones registrables vs. lesiones graves y fatalidades (LGF), artículo publicado hace justo un par de semanas.
Antes de comenzar, considero que vale la pena leer el artículo original, para entender el contexto y las diferentes teorías que tratan de descifrar por qué esto sigue siendo un problema para la mayoría de las empresas.
Para abordar este interesante desafío, las empresas deben ver todo el contexto y los factores contribuyentes. Entre ellos están, las prioridades de la organización, los reportes de incidentes y casi accidentes, los análisis de causa raíz y los factores humanos en la toma de decisiones.
Las prioridades de la organización
Es interesante ver, cómo en varias organizaciones la seguridad es vista como algo más que se debe cumplir porque nos lo exigen y no como un valor organizacional. Están tan enfocadas en el cumplimiento y en el indicador de gestión, que no están atentas a cómo el cambio de una prioridad organizacional afecta a la seguridad. Por ejemplo, si la prioridad es un aumento de la producción, la seguridad pasará a un segundo plano, haciendo que cumplir el objetivo sea más importante y relevante que la forma o el cómo se cumpla ese objetivo de forma segura.
Otro ejemplo de esto es cuando la prioridad es la auditoría de certificación o recertificación de EHS; están tan centradas en tener todo listo para la visita de los auditores y sacar una buena puntuación, que no están atentas a si realmente este sistema de gestión está siendo entendido, comprendido y seguido por las personas usuarias del sistema.
Los reportes de incidentes y casi accidentes
Esta herramienta es muy útil si las empresas la utilizan de forma adecuada. Podemos tomar las lecciones aprendidas de incidentes pasados, pero de nada nos sirve esta información, si no hacemos nada para prevenir errores futuros. Si esta herramienta es utilizada como un simple formalismo y no hacemos los cambios relevantes para evitar la recurrencia, seguirán sucediendo situaciones adversas que pueden desencadenar en una fatalidad.
Dos ejemplos de esto son:
- Primero, que las personas no reportan y cuando lo hacen, dichos reportes no son de la calidad esperada.
- Segundo, que después de reportar y analizar, no se hace nada con la información y se menosprecia la relevancia de estos datos para hacer mejoras en el sistema, las herramientas y el proceso, entre otros.
Los análisis de la causa subyacente
Como se planteó en los paneles SafeConnection, un problema recurrente es cuando las organizaciones, durante el proceso de investigación y análisis de incidentes/accidentes, se centran más en buscar al culpable y no las causas fundamentales. Ya sea por temor, egocentrismo o algo de complacencia, no queremos hacer una introspección de cómo la misma organización es la generadora de comportamientos arriesgados e inseguros por cumplir las demandas de la operación. Y dichos comportamientos, en ocasiones, son generados por el mismo liderazgo. Quizás por lo anterior, es más fácil culpar a otros que aceptar parte de la responsabilidad. Solo aquellas empresas con un fuerte liderazgo centrado en las personas y su seguridad, podrán alcanzar un nivel óptimo en el desempeño, tal y como lo experimentó Alcoa con el liderazgo de su CEO, Paul O’Neil.
Los factores humanos en la toma de decisiones
No se nos puede olvidar el factor humano en esta compleja ecuación. Todos los seres humanos tomamos miles de decisiones diariamente, influenciadas tanto por factores internos como externos. Un colaborador todos los días tiene que tomar decisiones influenciadas por los mensajes de su jefe, sus metas de producción, el ambiente laboral, sus asuntos personales, entre otros.
Entonces, debemos brindarles herramientas y habilidades a las personas para tomar decisiones adecuadas cuando tienen estados mentales causados por la prisa, frustración, fatiga y exceso de confianza. Pero, los mensajes de la empresa deben ser coherentes y claros. Si el mensaje es que la seguridad es lo primero, pero todos los días les decimos a los colaboradores que lo más importante es la producción, porque de esto depende su salario, pues no estaremos haciendo bien la tarea de influenciar conductas seguras.
Un ejemplo claro de esto, que evidencia que no se nos puede olvidar este aspecto, es que, durante los últimos 6 meses, nuestros clientes nos han manifestado que se les han incrementado los LTI’s. Nuestros consultores al hacer un análisis profundo han encontrado que las empresas, para recuperar la producción perdida por la pandemia, están estimulando deliberadamente los estados de prisa, fatiga, frustración y complacencia.
Todos los planteamientos anteriores se relacionan con lo que en SafeStart denominamos la complacencia en el sistema de gestión y el liderazgo. Esta complacencia ya en el pasado ha causado los desastres más grandes de la seguridad industrial, donde se han perdido múltiples vidas humanas, daños ambientales y recursos, entre otros.
Por lo anterior, sugerimos que se tengan en cuenta dentro de las estrategias de gestión preventiva en sus organizaciones. La coherencia será parte fundamental, para generar un cambio cultural que influencie conductas seguras.