#3 – La tercera dimensión de la evaluación de riesgos
Siempre ha sido difícil evaluar con precisión los peligros. Cuando se trata de seguridad laboral, la Matriz de Riesgos clásica debe extenderse por una dimensión. Aprenda por qué y cómo usarlo para mejorar la evaluación de riesgos.
Evaluar los riesgos y comprenderlos correctamente siempre ha sido difícil. La matriz de riesgos clásica puede ilustrar la gravedad y la probabilidad de que ocurra un accidente, pero la seguridad laboral en particular requiere una tercera dimensión: el factor humano. En este artículo, explicamos la naturaleza exacta de la relación entre las actividades y las lesiones y cómo optimizar el análisis de riesgos para evaluar mejor los peligros.
En la entrega anterior de esta serie, argumentamos que hay tres fuentes de eventos inesperados: algo inesperado sucede porque (1) usted, (2) otra persona está haciendo algo inesperado o (3) hay una falla de funcionamiento. De hecho, la mayoría de las lesiones provienen de la primera de estas causas, tal y como se muestra cuando observamos nuestras propias vidas, sobre todo, las lesiones que hemos sufrido nosotros mismos. Esto también aclara las proporciones de la pirámide de riesgo personal. En casi todos los casos, las lesiones son culpa nuestra, ya que nosotros mismos hemos hecho algo inesperado.
Una mirada de cerca a las propias lesiones revela mucho más. Nos muestra los matices de la conexión entre un peligro concreto y lesiones graves. Pregúntese ¿cuál es la actividad más peligrosa que he hecho?
En mi caso, se me ocurren varios ejemplos, como trabajar con una sierra circular, trabajos de montaje a 80 metros y conducir un camión de carga pesada a alta velocidad.
Ahora pregúntese: ¿cuál fue la lesión más grave que he tenido? Reflexionando sobre sus respuestas, ¿Observa una correlación? En otras palabras, ¿La peor lesión de su vida fue el resultado de su acción más peligrosa? ¿Qué pasa con la segunda peor lesión, la tercera peor y así sucesivamente?
De hecho, las actividades más peligrosas rara vez coinciden con las lesiones más graves. Hablamos de décadas de experiencia planteando estas preguntas. Las lesiones más graves en que incurrimos no son simplemente el resultado de las situaciones más peligrosas en las que nos encontramos (en una sala de 100 personas, solo una o tres personas dicen lo contrario). Esto se debe a que incluso la vida cotidiana a menudo presenta situaciones peligrosas, y no es tanto la actividad en sí misma, sino la situación específica y sus características especiales.
Como puede imaginar, la revelación provocada por este simple ejercicio abre los ojos de muchos empleados. Esto es especialmente cierto para aquellos que consideran que la Matriz de Riesgos clásica es universalmente aplicable (ver Figura 1). De manera intuitiva, asumimos que alguien se lesiona debido a una situación particularmente peligrosa, sin embargo, la realidad es de otro modo para más del 95 por ciento de las personas.
¿Cómo puede ser esto? La explicación más razonable es que, cuando hacemos algo peligroso, como el salto en bungee, escalada extrema o el deporte del motor, nuestra propia precaución nos lleva a prepararnos adecuadamente y prestar mucha atención en todo momento. Tenemos nuestros ojos y nuestra mente en la actividad que estamos desarrollando.
Esto, inevitablemente, plantea la cuestión de cómo este enfoque cambia el riesgo de la situación, y a la inversa ¿cómo cambia un riesgo si no tenemos nuestros ojos y nuestra mente en la actividad en cuestión?
Tomemos estas ideas y miremos nuevamente la clásica Matriz de Riesgos. Sencillamente si queremos prevenir o mejorar las tasas de lesiones graves y muerte debemos ir más allá de los riesgos reconocidos, y eso nos obliga a extender el modelo tradicional a una tercera dimensión: el error humano.
En este sentido, hay varias preguntas para responder, tales como: ¿Cómo cambia el riesgo si alguien no mira a su alrededor antes de moverse? ¿Qué otros errores hay que afectan el riesgo específico de seguridad? ¿Podemos prever cuándo y dónde alguien cometerá un error que puede llevar a consecuencias graves?
Dejemos de lado la seguridad laboral por un momento y consideremos un ejemplo que todos conocemos. Consideremos las siguientes situaciones:
1. Un conductor viaja a alta velocidad en la autopista, pero en un estado mental altamente concentrado.
2. Un conductor viaja a una velocidad promedio, pero no está prestando atención; de hecho, conduce con el piloto automático.
¿Cuál presenta más peligro? Juguemos con el segundo escenario e imaginemos que el conductor en piloto automático también está físicamente cansado. ¿Cómo se ve la situación ahora?
El análisis es obviamente difícil cuando el riesgo surge de la falta de atención. La distracción es un factor de influencia serio pero impredecible, sin embargo, podemos decir con seguridad que tal descuido aumenta el nivel de riesgo a pasos agigantados, esto se aplica independientemente del desencadenante, por ejemplo, si alguien tiene prisa y además conduce más rápido, si está frustrado o cansado o si sus habilidades de conducción están sobreestimadas y se vuelve autocomplaciente.
En la mayoría de los casos, debemos tener en cuenta una combinación de estos estados. Cuando la fatiga y la autocomplacencia se unen, aumenta la probabilidad de quedarse dormido al volante.
Para evaluar los peligros y obtener una visión precisa, los cuatro estados críticos y su gravedad son decisivos (consulte el eje x en la Figura 2). La tercera dimensión es el error crítico, como por ejemplo, que los ojos o la mente no estén en la actividad (eje z), sin embargo, estos dos errores críticos no son necesariamente los mismos, y definitivamente influyen en la gravedad de la lesión (eje y). (Discutiremos esto en detalle en el siguiente artículo de esta serie).
Como hemos demostrado, la evaluación precisa de riesgos requiere más que una consideración de los riesgos obvios, como encontramos en la Matriz de Riesgos bidimensional. Para evitar tantas lesiones graves y muertes como sea posible, debemos mirar fuera de esa caja. En particular, debemos considerar el factor humano y el potencial del error humano. Si no lo hacemos, nos veremos envueltos en un modelo crítico incompleto, que transmite una falsa sensación de seguridad, especialmente, cuando no sean tomados en cuenta factores explícitamente peligrosos como alto voltaje, temperaturas extremas o velocidad excesiva. Sería paradójico que un análisis de riesgo aumentara al mismo, es por eso que el enfoque de SafeStart agrega la dimensión crucial necesaria para una evaluación de riesgos precisa.
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Cuando Ud. le pregunta a la gente ¿Qué es más importante: peligro o error humano? obtendrá muchas perspectivas diferentes. Este artículo explora esas perspectivas e introduce una nueva forma de pensar sobre los peligros y la energía peligrosa.
#2 – Las tres fuentes principales de eventos inesperados
El punto crítico es darse cuenta de que, en términos lógicos, solo puede haber tres fuentes de eventos inesperados: 1) Usted mismo hace algo inesperado. 2) Alguien más hace algo inesperado. 3) Algo inesperado sucede sin ser activado por nadie en particular.
"Suerte": a menudo usamos esta excusa cuando hablamos de accidentes y lesiones menores, sin embargo, observe detenidamente y encontrará que los accidentes y las lesiones tienen poco que ver con la suerte. Lea aquí lo que realmente hace la diferencia.
#5 – Equilibrio de la progresión, finalización eventual del juicio de seguridad y desarrollo de habilidades
Cuanto mejor somos en algo, menos nos lastimamos, pero si confiamos demasiado en la rutina, nos volvemos autocomplacientes, lo que conduce a consecuencias graves.
#6 – El patrón de riesgo de estado a error y el concepto de auto-activación
Con las técnicas de reducción de errores críticos, se pueden evitar los errores antes de que ocurran. ¿Cómo? Hemos desarrollado el concepto de auto-activación para tratar las condiciones emocionales y físicas, incluso antes de que ocurran errores críticos y lesiones.
#7 – La neurociencia detrás de las técnicas de reducción de errores críticos
Los errores ocurren más rápido que el pensamiento. Reaccionar en tiempo real es crucial. El entrenamiento de nuestra mente subconsciente es la base para la velocidad refleja. ¡Con las TRECs, la capacidad de reacción puede ser tan rápida como un rayo!
#8 – La continuidad de la autocomplacencia y “Cuándo” vs. “Qué”
Paradójicamente, cuanto más expertos somos, mayor es el riesgo de error, lesiones y accidentes. El hábito es el culpable: si no tenemos los ojos ni la mente en la actividad ni que sea por un momento, estamos "indefensos". Le explicamos cómo reaccionar de manera oportuna.
#9 – Decisiones críticas – Parte 1: Riesgo normal vs. hacer una excepción
Muchos accidentes y lesiones son el resultado de errores involuntarios, pero ¿qué pasa si somos conscientes de que estamos asumiendo un riesgo al "ignorar" una regla? He aquí por qué repetidamente tomamos malas decisiones cruciales y cómo podemos evitarlas.
#10 – Decisiones críticas – Parte 2: Riesgo deliberado y error
¿Cuándo tendemos a aumentar deliberadamente nuestro riesgo? ¿Qué riesgos preferimos sobre los demás? A menudo actuamos bajo la ilusión de tener todo bajo control, pero es muy frecuente que un error aumente significativamente nuestro riesgo de accidentes y lesiones.
#11 – Mejora la calidad, la eficiencia de la producción y las relaciones con los clientes
Ya sea detrás de una máquina, de un volante o de la mesa, los errores también ocurren en las actividades de rutina, en promedio de 15 a 30 por día, afectando la calidad y la eficiencia de la producción. Con el enfoque correcto, el potencial de mejora es del 40 por ciento.
#12 – Lo que realmente causa prisa y una perspectiva diferente sobre el compromiso de los empleados
Incluso con una buena planificación, es muy fácil tener prisa en la vida cotidiana. Las reales causas a veces pasan desapercibidas. Descubra los métodos que pueden soportar dramáticamente la prevención de errores, la eficiencia y el compromiso de los empleados.